ROBstorias de amor: ´´UNA BELLA HISTORIA´´, Capítulo N°13.

Por Mix

... Después de mucho tiempo, y ya más calmada, me separo de Richard..,  es difícil tomar esta decisión, si fuera por mi me quedaría para siempre encadenada a su cuerpo.

- ... ¿ Se suponía que tú viaje duraría quince días... Richard... ? - Le pregunto un poco confundida... quizá Sir Arthur se equivocó en la  información que me dio... pienso.

- Al final el problema no era tan grave. Y tengo gente muy eficiente que  trabaja conmigo. Solucionamos todo en muy poco tiempo... Además tenía ganas de volver pronto a casa.

... Así que trabajé el doble... Estoy un poco cansado... Me gustaría tomar una ducha, y comer algo. Pero no voy hacer eso... hasta que me digas que estás mejor... - Me dice con esa bella sonrisa de medio lado, que ilumina mi corazón.

- ... Ya pasó...  Richard... te puedo confesar... que ahora me siento muy bien... - Le digo más calmada. 

Solo de poder mirarlo, y saber que ha vuelto a la mansión, hace que la felicidad regrese junto a él a mi lado.

-  Puedo imaginar que extrañas demasiado a Henry... Carolina... Cada vez que te miro... pienso que tienes una gran fortaleza. Te has quedado sola con el niño. Y has tenido que lidiar con personas desconocidas para ti... y todo eso por amor a tú hijo... y a mi primo... Ahora entiendo tantas cosas... - Me dice encogiendo los hombros, como resignado, mientras al final de sus palabras se le escapa un suspiro.

Entonces en un arrebato, me acerco a él y lo beso en la mejilla, luego de eso,  apoyo mi frente en su barbilla.

- Gracias por volver... - Son las únicas palabras que le puedo decir. Richard se aparta. Al mirarlo de nuevo a la cara, veo turbación en su rostro. Se separa muy rápido de mi, y me dice que irá a saludar a su padre.

- ¿ Quieres que le diga a la señora Jones que te prepare algo de comer ?- Le digo antes de que se vaya.

- ¿ Harías eso por mi ? - Me pregunta desde la puerta.

- ... Por ti haría cualquier cosa... Richard... - Le respondo con una gran sonrisa. Entonces me vuelve a mirar con esa mirada hermosa y perturbadora, que hace que mi corazón lata con fuerza.

Después lo veo caminar por la escalera en dirección a la habitación de su padre. No  puedo creer que exista un hombre así, con ese porte tan distinguido y elegante... si supiera que lo amo... pero estoy muy consiente que él nunca será para mi.

Ya en la cocina, no puedo encontrar a la señora Jones por ninguna parte. Así que decido cocinar yo misma para Richard. Tenerlo de vuelta en la mansión, hace que me sienta llena de energía. Mi imaginación vuela, y pienso como sería si yo fuera su esposa, y tuviera que atenderlo cada día en su regreso a casa.


Pienso que ser la dueña de los días de Richard ha de ser una bendición... y que este es el pase, para convertirme también en la dueña de sus noches...

 Imagino como será pasar las noches en los brazos de Richard y se me eriza la piel. Si solo pudiera aunque fuera una sola vez, probar esos labios, que deben saber a miel... Se me vuelven a caer las lágrimas de solo pensar en como sería acariciar su cuerpo... 

Este amor que siento, se me asemeja a una tortura... pero la verdad no me importa. Si solo tengo que conformarme con mirarlo... soy feliz...

Dejo de llorar y me concentro en lo que estoy cocinando. Le hago un gran sandwich de carne,  verduras y patatas fritas, acompañado por un vaso de cerveza. Pongo todo en una bandeja, que decoro con una flor. Entonces me dirijo hasta su habitación.

Al llegar hasta ella golpeo su puerta. Entonces con su voz tan masculina me dice que entre.

Richard ya se ha duchado, y se encuentra aún con su cuerpo húmedo envuelto  en una toalla.

Me mira sorprendido. Tengo la impresión, que él pensaba que  sería la señora Jones, quien le traería la comida. Su mirada vuelve a verse turbada... Pasa su mano varias veces sobre su cabello húmedo... al parecer se ha puesto nervioso.

- ... La señora Jones no estaba... y Sara está cuidando a George... Así que yo misma preparé tú comida... - Le digo más que confundida. La imagen tan sensual que tengo en frente de mi, me hace sentir como una tonta. Me tiemblan las manos, los cubiertos que vienen sobre la bandeja me delatan. Al intentar colocar la comida sobre la mesita que está en la habitación, tropiezo. Si no es por los brazos de Richard que me sujetan,  hubiera derramado el sandwich y el contenido del vaso en la habitación.

Siento el olor de su  shampoo mezclado con su loción.  Su pelo húmedo y desordenado, le dan un aspecto juvenil, que jamás lo hubiese imaginado. Se encuentra descalzo... y completamente desnudo tras el envoltorio de su toalla blanca. Me llaman la atención esos lunares que tiene en su espalda.

Tengo la impresión que el tiempo se ha paralizado dentro de esta habitación.  Debo confesar algo muy íntimo... Nunca he tenido un hombre desnudo tan cerca. A pesar de la modernidad en que fui educada. Los novios no eran tema para mi. Los chicos siempre se fijaron más en mi hermana. Yo era de estudiar y de quedarme en casa... También crecí con la idea de que el matrimonio es para toda la vida... y que la virginidad, a pesar de los tiempos que corren es muy importante. Entonces elegí esa opción...

...  Ahora me encuentro entre la espada y la pared... deseo con todas mis fuerzas a este hombre... pero no puedo tenerlo...

- Perdón Richard... me siento muy torpe. - Le digo excusándome por todo lo sucedido.

- ... Eres tan especial... Carolina... - Me contesta con su voz más pastosa de lo habitual.

- Me marcho para que puedas comer tranquilo - Le hablo nerviosa. Ahora sus ojos brillan extraños.

- ... Quédate un poco más... - Me vuelve a decir, en un tono más ronco que el anterior.

- ¿ Estás seguro ? - Le pregunto.

- ... Necesito tú compañía... hermosa Carolina... -  Me responde con sus ojos puestos en mi cara. Trago saliva...

- ¿... Me... me... necesitas... ? - La voz casi no me sale.

- Todos necesitamos algo en la vida... Carolina. Un barco necesita el mar para poder navegar, y la Primavera el Sol para poder florecer... Y yo... - Mientras dice estas palabras, se acerca lentamente hacia mi... como lo hace un depredador ante su presa. Me tiemblan las piernas, que están adosadas al piso y se niegan a responder.

Entonces estira su mano y acaricia mi cara. De pronto se detiene. Mueve su cabeza en señal de negación, respira profundo, se da media vuelta y desaparece tras la puerta de su baño privado.

Decido retirarme sin decir una palabra. Antes de salir de su habitación me da las gracias por la comida. Lo alcanzo a ver con el rabillo del ojo...

Esta apoyado en el lujoso lavamanos, mirando su reflejo en el espejo. La imagen que logro distinguir, no es la del hombre arrogante, tampoco es la del muchacho dulce que aparece cuando está feliz. Ahora es un hombre atormentado que se quema por dentro...

C O N T I N U A R Á...