Sir Thomás toma el sol en el gran jardín acompañado de George y Sara, que ha quedado para el cuidado del niño. Tengo mucho tiempo libre y me siento incomoda.
No he podido averiguar nada sobre el accidente de Henry. Victoria Windsor, me ha dicho, que no toque el tema delante del anciano, porque después de la desaparición de su sobrino, su corazón no ha andado bien, y su hijo está muy preocupado. Y si quiero saber algo más sobre el accidente del padre del niño, lo debo hacer en forma directa con Richard... pero no me atrevo. Este hombre con su sola presencia me intimida... además lo he visto muy poco, desde que estamos viviendo en esta casa.
No se si trabaja demasiado... o me rehuye... Me inclino por lo segundo. Las pocas veces que lo he visto con el niño, ha sido cariñoso con él... en cambio el trato hacia mi, ha sido demasiado frío... me gustaría saber porque...
Sin darme cuenta he llegado al segundo piso de la mansión. Acá me encuentro con otra de las empleadas, va muy apurada con un vaso de agua en una pequeña bandeja, y entra sin tocar en una habitación. Me entra la curiosidad, se supone que no hay nadie más en la casa, y Sir Thomás aún se encuentra tomando sol en el jardín.
Mi curiosidad es más fuerte y entro al cuarto sin tocar a la puerta. Mi sorpresa es mayúscula. En una gran cama se encuentra Richard, con los ojos cerrados y el rostro crispado por el dolor. Le pregunto a la chica si sabe que le sucede.
- El Sr. Welleslley, sufre de migrañas - Me contesta la chica, en voz baja.
- ¿Migrañas?- Me pregunto en silencio. Miro detenidamente a Richard... se ve tan... ¿Indefenso?... no se si esa es la palabra correcta. Es muy difícil definir a este hombre...
Recuerdo que mi padre sufría de esta tortuosa enfermedad, y también recuerdo que era yo la que aliviaba su dolor. Le pido a la chica que me traiga un pocillo con agua helada, y paños, para hacer unas compresas.
- Richard... Richard... - Lo nombro muy despacio, él apenas abre los ojos, por las arrugas de su frente, percibo que el dolor es muy intenso. Richard continua con los ojos abiertos, pero creo que no me distingue bien. Hago una compresa y la pongo sobre su frente. Me siento en la cama y pongo su cabeza sobre mis rodillas, acaricio con suavidad sus sienes. También le pido a la chica que traiga unos analgésicos. Sigo el masaje sobre la frente y en parte de su cabeza. Pequeños quejidos de dolor se escapan de sus labios, pero luego empiezan a desaparecer. Le digo que se tome los analgésicos, pongo el vaso con agua sobre su boca, Richard accede a todo, y toma pequeños sorbos.
Entonces con mis dedos seco el agua que ha escurrido sobre sus labios... Acá por un momento me pierdo... su boca está caliente... Es tan masculino... De pronto reacciono y me doy cuenta que no estoy haciendo lo correcto. Entonces vuelvo a cambiar la compresa, y sigo dando suaves masajes a su frente.
No se si ha pasado, mucho o poco tiempo, pero siento que Richard respira acompasadamente. Se ha dormido sobre mis rodillas. Ya no soy necesaria dentro de esta habitación, así que trato de levantarme para irme... pero Richard en forma inconsciente, me atrae hacia él, y me abraza muy fuerte por la cintura... el corazón me late muy fuerte, también me cuesta respirar.
Trato de zafarme de su abrazo... pero por otro lado... no quiero abandonarlo. El imponente y atractivo Richard Welleslley, parece un niño indefenso entre mis brazos. Acaricio su suave y rubio cabello, también acaricio sus perfectos labios... ¡Dios mío!, que hombre más guapo...
*** *** ... Sir Thomás es un anciano adorable. Todas las tardes me invita a tomar el té. Conversamos de muchos temas... Pero ambos rehusamos hablar de Henry... esto lo agradezco, porque en resumidas cuentas no se nada de él. También siento culpa y vergüenza. Que pensaría este noble hombre, si supiera que lo estoy engañando... pero más me preocupa lo que pueda pensar su... hermoso hijo. Desde que estuve en su habitación no lo he vuelto a ver... y daría cualquier cosa, por estar aunque fuera una fracción de segundos junto a él. Debo confesar.. que pienso en Richard Welleslley a todas horas... y esto me preocupa.
He decidido ir en busca de un libro a la gran biblioteca, para distraerme y no pensar tanto en Richard. Quizá demasiado tiempo libre, me está pasando la cuenta.
La biblioteca de la mansión Welleslley es inmensa, podría caber una ciudad entera dentro de ella. Vengo encandilada con la luz natural del jardín, así que entro con una sensación de oscuridad a la casa. Al llegar a la biblioteca camino hacia los ventanales y corro un par de cortinas para que entre claridad a la habitación.
Cuando me doy media vuelta para revisar los títulos de los libros, me doy cuenta del hombre que se encuentra cómodamente recostado sobre un gran sofá de cuero... Me llevo una gran sorpresa: ¡Es Richard!... ¿Pero que le ha pasado?, el nunca llega a esta hora. Además su aspecto no es el mismo. Ha cambiado su elegante traje negro, por una tenida más informal, y su cabello perfectamente peinado, ahora está un poco alborotado.
- ¿Cómo estás Carolina? - Me dice con ese tono suyo aterciopelado.
- ... B...Bién... - Le contesto nerviosa.
- ¿Buscas algo que leer? - Me vuelve a preguntar, con sus azules ojos, fijos en mi rostro. Miro para cualquier lado, y meto mis manos sudorosas dentro de los bolsillos traseros de mis jeans.
- Solo estaba mirando... Pero busco algo relacionado con África...- Le contesto con voz tímida.
- ¿África? - Me pregunta Richard, con sorpresa en la voz.
- Desde que llegué a esta casa... Considero que tengo bastante tiempo libre... Así que quiero leer... Y África es un tema que me apasiona... - Le respondo.
- Siempre pensé que la mujer de mi primo se interesaría en cosas más triviales... Pero me sorprendes... No eres lo que hubiese esperado de una novia de Henry. - Lo que Richard comenta me molesta. Hay un tono burlesco en sus palabras... también me molesta ese brillo extraño que emanan sus tortuosos ojos azules.
- África son muchas cosas, Sr. Welleslley. No es solamente la selva y el Serengeti, ni las minas de diamantes de las que tanto se ha beneficiado Inglaterra... En ella viven personas... sobre todo niños que necesitan mucha ayuda...- Le respondo en tono altanero, a este hombre soberbio.
- Yo sé lo que es Africa... Carolina... Muchas veces he estado en ese continente... - Me contesta contrariado. Yo no lo dejo finalizar su comentario y sobre el mismo, le vuelvo a responder.
- Es una pena... que personas como tú Richard, aún piensen que parte de África es colonia inglesa...- Entonces a grandes pasos me retiro. Dejando a Richard Welleslley, sentado sobre el gran sofá de cuero... pero mientras camino hacia la puerta, siento clavados sus ojos azules sobre mi espalda...
C O N T I N U A R Á...
Está buenisima la historia, ya va tomando forma y color.
ResponderEliminarGracias, pero falta un poquito. ;)))
EliminarEsa boca... Mr. Pattinson.
ResponderEliminarEsa boca es mía... jajajajajaj!!
EliminarYo no sé ustedes, pero yo le haría algunas travesuras en la cama a Richard, está como quiere el condenado.
ResponderEliminarEso es cierto, está como quiere... bueno...
EliminarMe encanta!!! Me parece super entretenido y es lo que busco. Fuera malos rollos!!!! Un beso.
ResponderEliminarQue bueno que te guste, para eso es. Lo importante es pasar un rato entretenido.
EliminarEsta muy bueno, sobre todo Richard Pattinson. Es más novedoso que el bodrio de la Meyer.
ResponderEliminarjajajajajaja. No me digas más.
EliminarBello Xime!!! Como siempre se me hace muyyyy corto!! Me ecanta la historia!! Buen trabajo guapa!! Besos!!
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