ROBstorias de Amor: ´´UNA BELLA HISTORIA´´. CAPÍTULO N°2

Por: Mix.

Hoy hace mucho calor, así que decido pasar el resto de la tarde con George en el ante jardín de la casa, jugando en el césped debajo de una palmera.

Han pasado un par de semanas y no  he recibido ni una sola noticia de Carolina, esto me tiene muy preocupada... es como si a mi hermana se la hubiera tragado la tierra.

Con George nos hemos afiatado bastante bien, las cosas se nos han dado mejor de lo que pensaba.

Tomo al niño en brazos y me recuesto con él en el pasto. Entonces lo alzo sobre mis brazos, el pequeño ríe a carcajadas mientras le canto una canción.

Lo atraigo hacia mi, y lo beso muchas veces en su cara y su pelo... de pronto  el cielo se ha oscurecido, pienso que se ha nublado y se pondrá a llover, me pongo de pie, para entrar a la casa con el niño.

Es entonces cuando me doy que un hombre muy alto se encuentra sobre nosotros, y ha sido él quien nos ha hecho sombra.

El extraño de traje oscuro, después de observarnos detenidamente, nos saluda en forma educada... su voz es aterciopelada, demasiado cautivadora. Nos barre a George y a mi con la mirada... Es intímidante...  mi ropa está alborotada al igual que mi cabello, producto de las jugarretas con el niño. Los botones de mi blusa están desabrochados, y dejan ver parte de mi ropa  interior y  mis pechos. En forma nerviosa cierro mi blusa, ordeno mi pelo, y sostengo al niño sobre mi cadera... el hombre elegante de traje  oscuro, nos sigue mirando con mucha atención... después de un extraño silencio, decide hablar...

- Hola... encontré la puerta abierta y decidí entrar...  Soy Richard Welleslley... el tío del niño. ¿ Tú debes ser... Carolina... ? - Me dice en tono ceremonioso. Yo abro sorprendida los ojos. Entonces le devuelvo el saludo. Estoy demasiado sorprendida. ¿Qué es lo que quiere este hombre de nosotros?...  pienso.

- ¿Podríamos conversar en un lugar más cómodo? - Me dice el  extraño. .

- Entremos a la casa, acá hace demasiado calor - Le respondo. Entonces le digo que me siga y entramos a la casa. Le pido que se ponga cómodo y le ofrezco un asiento. Me late a mil el corazón, esto es algo que yo no esperaba.

- Mira... Carolina. He viajado a Miami, por una sola razón. Vengo a buscar a mi sobrino, para llevarlo a Inglaterra, junto a su familia paterna... Y te advierto... no me iré de este país, si no lo hago con el niño...  Tú ya sabes que su padre sufrió un accidente... su cuerpo aún no aparece. Como familia, hemos hecho lo imposible para encontrarlo... pero la búsqueda no  ha dado frutos. 

... Yo sé... que quizás esto sea doloroso para ti, pero tienes que entender, que el niño debe crecer junto a nosotros... es lo mínimo que puedo hacer, en nombre de la memoria de mi primo Henry... - Termina de hablar, el ceremonioso Sr. Welleslley. Mientras ha dicho todo esto, no ha movido ni un musculo de su cara... Se ha retirado sus gafas  y me observa con sus ojos azules, fríos como el acero...

¿Qué voy hacer ahora?, Como le voy a entregar al niño. Es lo único que tengo. Y si vuelve mi hermana, como le voy a responder, si ella me pidió que cuidara al niño, como si fuera mi propio hijo...

No puedo responder nada... Richard Welleslley, tiene el control absoluto de la situación.

Entonces se me ocurre ofrecerle algo de beber. Me doy cuenta que sobre su frente, se asoman unas pequeñas gotas de sudor... esto  me hace entender que el hombre altivo que está sentado en frente de mi... es humano...

- ¿Quiere un jugo de frutas... Richard? - Le pregunto. El se niega. Entonces le pido que me disculpe y le digo que voy a buscar uno para mi.

Ya en la cocina, siento que me tiritan las piernas y las manos, apenas puedo  sostener el vaso. Camino de un lado a otro sin saber que hacer... De pronto recuerdo las palabras del extraño. Me ha llamado Carolina, y piensa que soy la madre de su sobrino...

Si cree que le voy a entregar a George, de buenas a primeras está muy equivocado. Voy a luchar por mi sobrino, como si fuera su propia madre. El niño se queda acá conmigo... o Richard Welleslley me lleva con él.

Con mucha determinación regreso a la sala, con dos jugos de fruta, uno para mi, y  otro para el arrogante Sr. Welleslley.

- ¿Cómo piensa llevarse a mi hijo, Richard? - Le pregunto  determinante.

- Con la autoridad que me da la ley, y los lazos sanguineos - Me responde en forma tajante.

- La ley de esta ciudad no puede ser la misma que existe en su país. El niño es ciudadano norteamericano, no lo puede sacar del país, sin mi autorización - Le respondo con la barbilla en alto.

- Y tú piensas que para una persona como yo, se me puede negar llevar a mi sobrino a  su casa en Inglaterra, que es donde el pertenece. - Vuelve a responder en tono autoritario. Aunque es muy controlado, por las prominentes venas de su frente, me doy cuenta que se ha enojado.

- Mire Sr. Welleslley, a mi hijo  no lo  mueve nadie de mi  lado... - Le digo en voz alta. Pero antes que termine de  hablar, Richard vuelve a tomar la palabra.

- Carolina no hay nada que puedas hacer. El niño vuelve conmigo  a Inglaterra. Hay cosas que debes entender. Mi primo Henry es dueño de una considerable fortuna... y como  se han dado las cosas, el único heredero es tú hijo. No le puedes quitar este derecho  al niño, de crecer y educarse tal como lo hizo su padre. Así que el destino de George es en el ceno de la familia Welleslley - Me dice Richard en tono autoritario, como si estuviera emitiendo una orden. Pero no estoy dispuesta a ceder...

- Pero usted Richard no puede llevarse  a mi hijo... yo soy su madre - Le respondo casi en tono suplicante, y con los ojos al borde de las lágrimas, pero  me obligo a no  llorar. No voy a darle el gusto a Richard Welleslley de verme derrotada.

- ¿Y quien te dijo Carolina, que me llevaré solo al niño?. El es muy pequeño, para crecer sin su madre... Además... técnicamente... eres la viuda de mi primo Henry... - Termina de hablar el arrogante Richard Welleslley, apretando sus labios y empuñando sus manos...

C O N T I N U A R Á...